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100 años de la Radio en Antofagasta

Por José Astudillo Gómez (QEPD) y Prensa Radio Sol

Fue un 12 de octubre de 1920 cuando los sorprendidos tripulantes y pasajeros del buque «Taltal», que se encontraban a la cuadra de Caldera en pleno viaje entre Antofagasta y Valparaíso, escucharon una selección de zarzuelas y el sólido timbre de voz de Jaime Pedreny Gasso con expresiones de saludo.

Aunque el hecho marcó el nacimiento en Chile de un nuevo medio de comunicación social, apenas quedó registrado por cronistas e historiadores. Incluso, se insiste en atribuir dicho mérito a Enrique Sazié y al profesor Arturo Salazar que emitieron la señal sonora desde un salón de la Universidad de Chile al hall del diario «El Mercurio de Santiago», que ese 19 de agosto de 1922 estaba situado en la calle Compañía.

Polémico o no, el inicio de la radiodifusión en la «Perla del Norte» no estuvo exento de vicisitudes.

Jaime Pedreny (1911-1949) y su familia aparecen muy ligados a la historia radial nortina donde, además, se consigna la existencia de C.M.C.A. Radio «El Mercurio» el año 1924. Más tarde, asumiría como el primer locutor y director artístico de Radio Norte C.A. 127 que con el correr del tiempo se transformaría en Radio Cooperativa.

Así, el devenir se torna vertiginoso y comienzan a aflorar otros nombres que se fueron sumando con su acopio de realidades y leyendas.

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EQUIPOS

La radio surgió muy emparentada con el sistema Morse y los primeros equipos de transmisión telegráfica fueron, inevitablemente, de la marca Marconi. Uno de ellos quedó instalado en la vivienda de Jaime Pedreny Gasso, ubicada en calle Eduardo Lefort. La llamada «válvula de rayos catódicos» fue la que permitió transmitir y recibir señales moduladas.

En 1937, el dial se refuerza con la aparición de Radio España de Angel García Agra, que luego toma las denominaciones de Radio Loa a la actual Radio Antofagasta, que se mantiene aún estoica en la Amplitud Modulada (AM).

Esta última, funcionó durante algún tiempo en el segundo piso del pasaje Castillo que conectaba la calle Prat con Sucre.

También se incorporaría otro de los pioneros, Antonio Cajiao González, hijo de españoles, nacido en Iquique donde poseía la Radio Esmeralda. Aquí, abre como filial a la Radio Libertad que sale al aire el 22 de enero de 1942 como C.A. 124 y que después se muda a la frecuencia de 900 kilociclos y queda como C.A. 90.

HITOS

Los comienzos fueron difíciles y algo angustiosos para quienes, a duras penas, lograban adquirir o fabricarse un aparato receptor. La legendaria transmisión del combate boxístico por el título mundial de Estanislao Loayza fue seguida por un grupo de ávidos aficionados en la calle Caracoles en la residencia del señor Clavel, quien era un conocido fabricante de bebidas gaseosas.

Otros acontecimientos como la Segunda Guerra Mundial, las elecciones presidenciales o fallecimientos de grandes dignatarios lograron situar a la radio en un lugar de preponderancia entre los medios.

La voz de Pepe Abad y su Repórter Esso de las 13.30 horas o los impactantes reportajes desde Laguna del Desierto emitidos por Mario Gómez, así como las ediciones del Correo de Minería a las 23 horas, con Juan Carlos Coronado en la lectura de noticias, marcaron hitos significativos.

El deporte con la transmisión de los mundiales de fútbol y toda la trayectoria en el profesionalismo de Antofagasta, así como el Mundial de Básquetbol efectuado en nuestro país, el waterpolo y tantas otras disciplinas también llenan espacios relevantes en esta historia.

ESPECTACULOS

Sin embargo, las voces locales sobresalían por la cercanía y calidez de sus contenidos. Para muchos, la «edad de oro» de la radiotelefonía antofagastina se extiende desde fines de los años 50 hasta mediados de los ’70.

Uno de los factores más llamativos lo constituyeron los espectáculos «en vivo» que se ofrecían al público en los respectivos salones auditorios, donde desfilaron una galería impresionante de artistas, cantantes y animadores.

En este sentido, la Radio Cooperativa con la inconfundible voz de Ricardo Olivares, que funcionaba en el Colectivo Perú, o la Radio Minería con las voces de Anita Pérez, James Wall o Manolo Aranda en el ala norte del Hotel Antofagasta, protagonizaron momentos memorables.

Toda la llamada «Nueva Ola» desfiló por estos micrófonos con presentaciones que se extendieron a la Plaza Colón o las vidrieras de las tiendas Chelino de calle Baquedano o la Casa Orlando de calle Matta.

Enrique Castel, Libertad Lamarque, José Bohr, Alberto Castillo, Los Churumbeles de España, Los Caporales, Ester Soré, Yaco Monti, Sandro y Los Perlas fueron, entre otros, los artistas que se presentaron por esos años.

La irrupción de la televisión y la entrada en escena de las emisoras de Frecuencia Modulada (FM) alteraron el ambiente y obligaron a incursionar en otros derroteros a los más fuertes, o quedar a la vera del camino a los menos afortunados.

Juan Cvitanic Harasic entrega antecedentes y aporta históricas fotografías. Rememora, además, programas célebres como Radiotanda con Ricardo Montenegro (don Casiano), Anita González (La Desideria) y Sergio Silva (Amadeíto). Este último, formó una dupla inolvidable con Darío Verdugo en el relato deportivo y su inconfundible (goooolpeee en el palo!!)

VOCES

El aire se llena de voces como las de Larry Benson, Juan Antonio Martínez, Raúl Cea Olivares, Juan Carlos Gil, Eduardo Torrens, Walter Morales, Germán Azúa, Franklyn Osorio, Nelly Rogers, Claudio Galetovic, Alba Muñoz, Germana Fernández, Alfonso Meléndez y el ya citado Ricardo Olivares y su «Cabalgata Familiar» que aún sostiene.

Este último, le otorgaba un relieve especial a la lectura de «Las Glosas de Mediodía» que redactaba el poeta Manuel Durán Díaz, quien también fue autor de otro programa de fuste: «Surcando Surcos».

Más atrás en el tiempo, aparecen otras tonalidades como las de Bernardina Barrios Ramírez (La Dama Blanca), René Largo Farías, Juan Carlos Gil, Alfredo Lieux, Manuel Montes García y tantos más.

La radio «La Portada» refrescó el panorama de los ’70 con nombres importantes como Marcos Cisternas Santis, Pedro Georgudis, Luis Santibáñez, Freddy Hurtado, Luis Cerpa Hidalgo y Jorge Gornall (control).

TIEMPOS DE GLORIA

La nostalgia parece inundar los micrófonos con una competencia que resultaba muy estimulante para los tiempos de gloria de la radio antofagastina. El tesón de Juan Grusic dio paso al nacimiento de la Radio Universidad Técnica del Estado que trajo una programación más reposada y cultural con Alberto Ibáñez Herrera.

En 1966, la Universidad del Norte aportó con la primera emisora de Frecuencia Modulada de Antofagasta (hoy Radio Sol), con la lectura de la crónica del día con Andrés Sabella, así como con Juan Antonio Martínez, Juan Carlos Hernández y Jorge Olave en la locución.

Durante años fue un verdadero oasis en el dial que más tarde sería inundado con la entrada de emisoras satelitales.

Esto último, sumado al ingreso de la televisión marcaron momentos de incertidumbre. Sin embargo, como bien dicen los antiguos, la solución para estas amenazas consiste en aplicar la vieja receta de «hacer radio». Es decir, salir con los micrófonos a la calle y recoger los sonidos de la existencia cotidiana.

Surgen ejemplos notables de la capacidad de improvisación y manejo de la inteligencia para crear programas como un concurso culinario que se transmitió desde el Balneario Municipal donde los «aromas» y «sabores» de las comidas eran recreados por los animadores. También está el caso de un Concurso de Miss Chile que permitió coronar como soberana a Ingrid Vila.

No obstante, fue en el campo de la solidaridad social donde la radio alcanzó sus mayores logros. Los terremotos en las ciudades del sur o los infaltables temporales motivaron inmensas y exitosas campañas de ayuda con pasillos y oficinas atestadas de paquetes que, generosamente, aportaban los vecinos.

Próximo al termino del siglo, la Radio AM comienza a decir adiós en Antofagasta, para dar paso a una quincena de radioemisoras locales en FM, las que conviven día a día con radios provenientes de otros puntos del país, especialmente de Santiago, llegando a escucharse en el dial más de 35 emisoras, de todo típo, para todos los gustos, para todo momento. El tipo de música, los contenidos, los locutores, los programas, entre otros, han hecho que cada radioemisora tenga seguidores que se identifican con el medio, que lo hacen suyo por su cercanía, por su utilidad, por la remembranza o simplemente por la compañía que tanto de requiere.

Las encuestas revelan que la radio continúa como un medio que goza de amplia credibilidad. Su condición ubicua e instantánea le otorga ventajas que no siempre son bien aprovechadas. Con todo, sigue cautivando y atrae a miles de oyentes tanto por el aire como en el «ciberespacio» de Internet.

¿Magia? ¿Encanto irresistible…?

Las respuestas son múltiples pero lo cierto es que sin la radio el mundo sería muy distinto, gracias a este medio nos hemos ido enterando de los hechos relevantes tanto local como internacionalmente, gracias a la radio hemos ido creciendo, hemos formando nuestro carácter, nuestros gustos, nuestras opiniones… nos hemos enamorado. No cabe duda que, pese a los cambios tecnológicos, la radio es y seguirá siendo el medio de comunicación más importante de la historia, de nuestra historia, tanto para los que están frente al micrófono como para el que están frente a los parlantes.

Es la fiel y mágica compañera de todos… la radio.

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