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Con una cápsula y cohete nuevo de SpaceX, la NASA y Estados Unidos vuelven al espacio por sus propios medios

El orgulloso pecho del estadounidense se vuelve a inflar. El hecho que la primera potencia pueda volver al espacio sin depender de otros, especialmente de los rusos, es sinónimo de festejo y alegría.

NASA SpaceX Crew Dragon Launch

Después del intento fallido en la semana, SpaceX avanza acorde a lo previsto con el lanzamiento de su histórico primer vuelo espacial tripulado con dos astronautas de la NASA, Doug Hurley y Bob Behnken, a la Estación Espacial Internacional. “Estamos avanzando con el lanzamiento. Los desafíos climáticos continúan con un 50% de posibilidades de cancelación”, tuiteó el administrador de la NASA Jim Bridenstine.

El lanzamiento del cohete Falcon 9 con la cápsula Crew Dragon de SpaceX está programado para las 16.22 hora argentina (19H22 GMT) desde el Centro Espacial Kennedy en Florida. Y se espera la asistencia del presidente Donald Trump. La plataforma de lanzamiento no es otra que la 39ª, la misma en la que el hombre despegó hacia la Luna y donde el último transbordador espacial, Atlantis, dijo adiós en 2011.

“Este es un gran momento en el tiempo. Han pasado nueve años desde que tuvimos esta oportunidad”, exclamó emocionado el administrador de la NASA, Jim Bridenstine en la víspera del lanzamiento, que se lo puede calificar de histórico por múltiples aspectos. No solamente es el primero en llevar astronautas desde suelo estadounidense en los últimos 9 años sin depender de otros países, sino que también es el primero que se realiza en colaboración con una empresa privada, como lo es SpaceX, cuyo dueño es el excéntrico empresario Elon Musk.

“¡Seguro que todos los pilotos del mundo tendrán más confianza si les das un joystick que si les das un iPad!”, bromeó Thomas Pesquet, el astronauta francés que podría ser el primer europeo en viajar a bordo de la Dragon en 2021. La cápsula debe llegar a la estación espacial, situada a 400 kilómetros sobre la Tierra, donde probablemente permanecerá acoplada hasta agosto.

Si cumple su misión, los estadounidenses ya no dependerán de los rusos para llegar al espacio, como ha ocurrido desde 2011, pues las Soyuz rusas son los únicos vehículos espaciales que hacen este recorrido, despegando del cosmódromo de Baikonur en Kazajistán.

El último vuelo tripulado que Estados Unidos realizó desde su propio suelo, fue el 8 de julio de 2011con la misión STS-135 del transbordador espacial Atlantis de 13 días de duración, con una tripulación de 4 astronautas, en la cual transportó a la Estación Espacial Internacional (ISS) las reservas provisionales para un año. El transbordador aterrizó en Cabo Cañaveral el 21 de julio de 2011, terminando su servicio para ser retirado y puesto en exhibición en el Centro Espacial Kennedy, en Florida.

Con el último vuelo del Atlantis se cerró la era de los Transbordadores Espaciales después de 30 años de funcionamiento del programa, desde 1981 con el lanzamiento del desaparecido Columbia, lo que dejó a la NASA dependiente de las naves rusas Soyuz, para lanzamientos espaciales.

Pero esto no le saldría gratis o barato a la NASA. En 2006, Estados Unidos pagaba 21,3 millones de dólares a Rusia, que quedó con el monopolio de los vuelos espaciales tripulados, por cada asiento ocupado en el cohete ruso. Ya en 2018, el precio había subido a 82 millones de dólares, es decir, un incremento del 384%. Desde 2006 hasta 2020 la NASA pagó más de 3500 millones de dólares para enviar a la Estación Espacial Internacional a sus astronautas, suma que representa aproximadamente el 3% del presupuesto anual de la agencia espacial norteamericana.

El sueño espacial americano vuelve con todo su esplendor, al igual que el momento histórico de las empresas privadas que comienzan a visualizar un futuro prometedor fuera de la Tierra.

Fuente: infobae.com

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