Sin terapia de rehabilitación podrían quedar los usuarios de Fundación Equinoterapia de Antofagasta, debido a la falta de financiamiento por parte de las empresas, siendo una institución que atiende de manera gratuita y que debe solventar los gastos en indumentaria, comida para los caballos y sueldos para los terapeutas, entre otros costos asociados.
Es por ello, que la fundadora y directora de la Fundación, Lizet Tapia Martin hace un llamado para aportar con el objetivo de poder continuar ayudando a cientos de familias que tanto necesitan de esta rehabilitación. “Yo instaría a todas las empresas. Hay muchas con Responsabilidad Social Empresarial que están comprometidas con el tema de inclusión, con trabajar con rehabilitación, niños y familias en situación de discapacidad, a ayudarnos y entender que esto es rehabilitación no es un compromiso deportivo, no es un compromiso comunicacional del minuto, esto es un compromiso en el tiempo, son familias que nos necesitan, de los cuales dependen los avances que tengamos hoy para mañana”, dice.
Esta profesional que tiene una amplia experiencia en materia de rehabilitación, asociada a la equinoterapia, asegura que es urgente poder contar con estos aportes por parte de las empresas, “si no queremos tener el día de mañana más personas que no puedan desarrollar un trabajo de inclusión, que no puedan vivir solos, que no puedan ser autovalentes”, comenta.
Además, explica que el trabajo es más efectivo cuando los pacientes son niños, ya que al ser adultos los avances son mucho más lentos y más complejos, por ende, el foco y la preocupación de todos los sectores de la sociedad debería estar puesto en la terapia para personas con discapacidad. “Se deja un poco de lado la rehabilitación y hay cosas que son más vistosas, como las actividades deportivas, corridas familiares, entregas de cajas de alimentos, y que me parecen súper bien, estoy muy de acuerdo con que se realicen, pero sin duda la madre es la rehabilitación. Las personas que están en situación de discapacidad por mucha actividad recreativa que tengan; teatro, deporte, o muchas cajas de alimentos, si no tenemos rehabilitación no estamos apuntando a lo que realmente necesitan. Necesitamos que esas personas estén en la mejor condición para poder ser un aporte a sus familias, autovalentes, y tengamos una sociedad que efectivamente pueda ser más inclusiva”, enfatiza.
La pandemia golpeó con todo el pasado 2020 y este año parece no dar tregua. En este escenario, las terapias debieron adaptarse a una nueva modalidad de trabajo, y fue así como gracias a un proyecto de tele salud financiado 100% por SQM, la Fundación logró llegar a los hogares de sus usuarios, con el objetivo de que no vieran interrumpida su rehabilitación.
“El año pasado comenzamos con un proyecto integral de tele salud que incluía fonoaudióloga, psicólogo, psicopedagóga y atención kinésica, para nuestros 70 usuarios”, detalla.
Lizet sostiene que el sistema de Equinoterapia busca siempre que la rehabilitación que se entrega sea integral y gratuita. El programa de tele salud terminó a fines de enero, en febrero hubo un receso y según cuenta pensaban retomar en marzo. “Lamentablemente como no hemos tenido ninguna respuesta formal de las empresas a las que hemos pedido ayuda y donaciones no podemos continuar ni abrir este proyecto. Tenemos innumerables llamados de las familias que desean volver a nuestras terapias, porque para muchos es su única opción terapéutica, pero no nos podemos comprometer, porque no tenemos opciones de mandar los kits, de pagarle a los terapeutas. Hay que pensar que atender a 70 usuarios, significa al menos, 70 conexiones semanales, eso por muy económico que sea el valor mínimo Fonasa, al final del mes suma mucho dinero. Ese costo es importante y el año pasado lo logramos gracias al aporte de SQM que financiaron el 100% de nuestro proyecto de tele salud, pero hoy todavía no tenemos respuesta de ninguna empresa para poder ayudarnos con esto”, dice Lizet.
“En este momento tenemos 70 usuarios que aún quieren seguir con nuestro programa de tele salud. Tenemos bebés, menores de 1 año, pero también algunos adultos de más de 35 o casi 40 años. Quedarían fuera todos esos usuarios que vienen con nosotros desde hace varios años y que siguieron en nuestro proyecto de tele-salud”, explica.
Durante el periodo de fase 2 y fase 3, se fueron incorporando nuevos usuarios a la Fundación y hay varios más que se encuentran en lista de espera, entendiendo que con esta fase y con riesgos de contagios se debe realizar la atención con ciertos protocolos. Por ende, si antes se atendía a 20 niños hoy solo se pueden atender 10. “Además, tampoco contamos con un sistema que nos permita otorgar una mayor cantidad de becas. La gran mayoría de los niños, niñas y adultos que necesitan atención no pueden pagar y nuestro sistema de becas en este minuto está en jaque, nosotros hoy no podemos entregar una beca más”, agrega la directora de la fundación.
Una terapia integral para toda la familia en pandemia
En un contexto de pandemia en donde se ha empobrecido la población y además cientos de familias, que ya eran vulnerables quedaron en una situación de mayor precariedad e inseguridad social, la fundación es un aporte para otorgar una atención completa no sólo a los usuarios sino además a todo el núcleo del hogar.
Así, el proyecto de tele salud abarcó pacientes y sus cuidadores de toda la Región de Antofagasta, quienes llegaron desde Taltal, Mejillones y Calama, entre otras comunas. “Todos los meses, además de las terapias individuales que se hacían con cada uno de los pacientes, se realizaban talleres grupales para las familias y algunas atenciones de psicólogo individual para algunos padres o cuidadores que se veían más afectados por la pandemia”, cuenta Lizet.
Y es que la atención que brinda la Fundación en este contexto de emergencia sanitaria ha sido fundamental para mantener la calidad de vida de los usuarios y sus familias, por lo tanto, el hecho de no contar con financiamiento impide que el proyecto de tele medicina- el cual terminó a fines de enero- continúe, lo que significa que las familias no podrán recibir en sus hogares el material para trabajar, ni la indumentaria, ni a los profesionales de salud.
Un espacio de rehabilitación gratuita que quedará sin financiamiento para atender a cientos de familias
Fundación de Equinoterapia Antofagasta fue creada en la misma ciudad -de allí su nombre- en octubre del 2015 por Lizet Tapia Martin, quien inspirada en la búsqueda de una alternativa terapéutica para su hijo Valentino decide invertir en un modelo terapéutico escaso en la ciudad. Valentino nació prematuro y tras una serie de dificultades de salud fue diagnosticado con Trastorno de Espectro Autista.
Respecto a esto Lizet cuenta que “nosotros partimos con la Fundación a fines de 2015 con la idea de entregar otra opción de terapia a la comuna de Antofagasta, esa era la idea, pensando en atender a niños con TEA y traspasando un poco mi experiencia de lo que había trabajado en Santiago entendiendo que era una alternativa terapéutica rápida, que era otra forma de hacer terapia pero que era tan valiosa como la terapia tradicional, considerando que en la región no existía esa alternativa”.
Fue tan buena la acogida que la Fundación tuvo que en el corto plazo se fue sumando más gente y el equipo decidió buscar una alternativa para transformarla en una Fundación. “Partimos atendiendo a 5 niños después a 12. Fue creciendo de manera exponencial y en el corto plazo nuestras listas de espera para poder recibir terapia de manera gratuita obviamente se fueron haciendo cada vez más grandes”, recuerda su fundadora.
A nivel regional, la Fundación es un referente en temas de entregar servicios de rehabilitación gratuita. “No conozco otro lugar, siendo mamá de un niño con discapacidad, que tenga una sala multi sensorial para entrega un uso terapéutico que no tenga cobros de por medio, que entregue la cantidad de becas que nosotros entregamos y el proyecto de tele salud era 100% gratuito aquí ningún usuario pagó nada”.
Asimismo, explica que el proyecto de Equinoterapia otorga un 80% de beca, el 20% aporta un porcentaje por su terapia, que en algunos casos llega al 50% en otros al 30%, siendo la minoría la que puede pagar su terapia. “Todo el resto de nuestras terapias son gratuitas y además lo que es muy destacable es que es un equipo interdisciplinario. No sólo contamos con un kinesiólogo o un psicólogo, sino además con fonoaudiólogo y psicopedagoga. Abarcamos las áreas sociales, las áreas motrices y el segmento cognitivo”.
En este punto, Lizet es clara al explicar que es vital para los usuarios contar con la alternativa terapéutica, ya que muchos de ellos no se encuentran escolarizados de manera formal, y deben asistir a jardines de inclusión o talleres que ofrece la Municipalidad. “Pero ahora en este período específico de pandemia nuestros usuarios no tienen acceso escolar. Para un niño neurotípico, incluso un poco más grande, es difícil hacer clases a través de un computador o de una plataforma. Nuestros usuarios que tienen una situación de discapacidad, que muchas veces esta discapacidad es cognitiva y que además pertenecen a segmentos de alta vulnerabilidad donde no hay una buena conexión a Internet, donde no tenemos un buen escritorio, en un espacio libre de ruido, donde se puedan conectar, ni un buen computador, eso hace que la educación vuelva a cero”, dice Lizet.
También, sostiene que si a lo anterior, sumamos que en el plano cognitivo no se está realizando un trabajo diario, ni potenciando el área social de vinculación, y además nada terapéutico, el retroceso es significativo, pero peor aún, es un desarrollo que no se recupera.
“Ya llevamos más de un año, si esto se sigue prologando estos retrocesos que tienen nuestros usuarios, son irreversibles. No es que uno diga: ´repitió 1° básico´, un niño neurotípico lo hace al año siguiente, acá estamos hablando de avances importantes en los primeros años de vida sobre todo en las primeras etapas de la vida, que está comprobado son las más importantes a nivel terapéutico, o sea si estamos un año sin tratamiento, seis meses o tres meses sin tratamiento, son tres meses perdidos”.
El proyecto de tele salud abarcaba fonoaudiólogo, kinesiólogo, psicopedagogo y psicólogo, por lo que estos avances se evidencian de manera más rápida. “Cuando estamos en equinoterapia estos mismos profesionales atienden con un caballo como co-terapeuta, el usuario va sobre el caballo, y hay recordar que el caballo es el único animal que tiene el mismo patrón de movimiento que el ser humano, por lo tanto, los avances son mucho más rápidos. Cuando hay una parálisis, por ejemplo cerebral, podemos trabajar músculos que de otra manera no podríamos, porque al estar bien alineada la cadera con el caballo, el movimiento se traspasa hacia la espina, entonces el usuario siente que el movimiento lo está haciendo él mismo y no el caballo”.
Si no existiera esta opción, para los pacientes sería muy difícil acceder a este tipo de atención, ya que la Fundación debería contar con maquinarias muy costosas como las que tiene la Teletón que están en Santiago y en cuyas instituciones tienen ingresos cada tres meses, y los usuarios no tendrían la posibilidad ni siquiera de trabajar dos veces a la semana. “Eso lo da solamente la opción de tener a nuestros caballos, pero tener caballos en el desierto también tiene costos muy altos”, agrega Lizet.
Por lo anterior, reitera la importancia del financiamiento que permitirá abarcar además el trabajo con las familias. “Yo siempre digo que nosotros trabajamos con los pacientes y con sus familias, entendiendo que nuestros pacientes cuando tienen alta vulnerabilidad, los mejores terapeutas terminan siendo sus propios papás, porque ese niño no necesita una terapia a la semana, ni dos, necesita los siete días de la semana, pero es imposible entregarle ese nivel de cantidad de terapias. Lo importante es comprometer a las familias, enseñarles técnicas, entregarles la indumentaria, y además apoyando haciendo talleres de contención, porque muchas veces tienen que ir a evaluación a otra ciudad con médicos, tienen que comprar remedios algunos tienen alimentación especial asociada y tiene costos altos”, detalla.
Equitación un salvavidas
Como una manera de hacer frente a la difícil situación económica, la Fundación se encuentra trabajando en un proyecto de Equitación, el cual a diferencia de la Equinoterapia es pagado, y además no es un espacio de rehabilitación, sino deportivo. Sin embargo, debido a la cantidad de contagios, a juicio de Lizet difícilmente pueda realizarse.
“La idea de eso es que quien tenga los medios y quiera pagar esas clases lo haga, ya que con eso también podemos financiar la comida de los caballos, los sueldos, que son gastos base que tenemos, aunque ninguno de nuestros terapeutas gana mucho, nuestros caballos tienen que comer, se tienen que herrar y alguien los tiene que cuidar. Esos son gastos importantes porque hay que pensar que nosotros somos una Fundación que su activo fijo son seres vivientes, no los podemos mandar con contrato de suspensión, no podemos pretender que los caballos coman menos o tomen menos agua, entre otras cosas”, señala.
La situación actual de la Fundación es compleja, pero más aún lo es para las familias que podrían quedar si recibir atención oportuna de rehabilitación, niños, jóvenes y adultos en situación de discapacidad que seguirán al margen del sistema educativo formal, sin ninguna opción de terapia alternativa que les permita mejorar sus condiciones de vida. La pandemia ya afectó bastante a estas familias que sólo esperan encontrar, al menos, un espacio de bienestar.
Fuente: www.norte360.cl/